En enero de 2018 el famoso tren de bambú de Cambodja, también conocido como Norey, desapareció en un intento del gobierno de renovar el sistema férreo del país. Las mejoras infraestructurales chocaron de frente con los intereses turísticos de la ciudad de Battambang, que ha conseguido atraer turistas en los últimos 20 años gracias a este pintoresco transporte, y que se ha visto desprovisto de su gallina de los huevos de oro de la noche a la mañana. Un conductor del tren podía cobrar una media de 7$ al día, sueldo que está muy por encima de la media del país. Es normal que se viesen amenazados por la posible pérdida de turistas, y por tanto de los empleos que alimentaban a más de 50 familias, así que se pusieron manos a la obra.
A principios de 2018 el gobierno de Cambodja estrenó una nueva ruta al lado de los templos de Banan que podríamos describir como EPIC FAIL. El nuevo tren del bambú es como el Nescafé al café: un sucedáneo malo. Desprovista de todo lo que hacía atractiva la atracción opriginal, la nueva ruta es 10 kilómetros más corta, tiene el mismo precio (5$ por persona) y te transporta por una carretera sin ningún interés paisajístico o cultural. Una cagada en toda regla.
Aunque no te animamos -para nada- a ir al nuevo Bamboo Train, te invitamos a que gastes esos 10$ que tenías previstos en los bares y restaurantes de Battambang. Reparte la economía mientras visitas los templos, pagodas y epicentros del reciente genocidio comandado por el dictador Pol Pot. Esto sí vale la pena.
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