Parece mentira que en medio de la nada pueda nacer la vida. Las Vegas, la Siberia o Albecete (;P) son buenos ejemplos de ello. También da buena prueba de ello el Desierto de Paracas, en Perú.
Rodeados de hectáreas de seca arena blanca, los habitantes de la región de Paracas -en la costa del Perú-, desafían a la árida naturaleza cultivando naranjas, espárragos y uvas. Pese a todo pronóstico la tierra allá es fértil: apenas llueve un par de veces al año, pero los campos tienen una buena cantidad de agua freática que riega un suelo abonado con el guano (caca de pájaro).
Esta preciada caca energética, el guano, es el producto estrella local: lo recogen cada ocho años en las cercanas Islas Ballestas, un paraíso de fauna marina y aves. Solo se exporta el 20% de lo que se extrae, pero produce varios millones de dólares a la economía peruana. Después de la saga cinematográfica ‘Transformers’, nunca un pedazo de mierda había sido tan rentable.
Paracas lucha por sobrevivir a la hostilidad de la naturaleza y intenta atraer hacia sus ‘Galápagos pobres‘ a los pocos turistas que escapan del corto circuito típico del Perú: la tríada Lima-Cuzco/Machu Pichu-Titicaca.
Hay bastantes cosas por hacer aquí, comenzando por el tour en lancha para conocer de cerca los pinguinos, leones marinos y delfines de las Islas.
También puedes recorrer en coche o bicicleta las dunas del Parque Natural de Paracas y ver ‘El Candelabro‘, un misterioso jeroglifo como las líneas de Nazca.
Si te ha emocionado tanto Paracas que necesitas darte a la bebida para celebrarlo, puedes dirigirte a una cata de vinos y piscos (aguardiente de uva) en una bodega local. En esta región producen algunos de los vinos que más despuntan entre los enólogos de moda y no hay que dejar pasar la ocasión de probarlos. Aunque no será la visita más excitante que hagas en tu vida, un trago nunca viene mal. Sino que le pregunten a Bertín Osborne.
También puedes acercarte al oasis de Hucachina, una laguna que el cambio climático y la sobreexplotación del suelo secó hace unos años, pero que sigue llena de forma artificial. La artificiosidad no resta encanto a un oasis que se abre paso entre las dunas de un desierto que no tiene nada que envidiar a los de Marruecos.
Allí se han establecido hoteles y touroperadoras de deportes de aventura, que ofrecen paseos a toda velocidad por las dunas del desierto en lo que vendría siendo una especie de montaña rusa de Lawrence de Arabia: los ‘buguis’.
Entre todas las agencias, que -por cierto- deberían cuidar un poco más el entorno porque tienen las dunas llenitas de basura plástica, nosotros te recomendamos los servicios del Bamboo Hostel. Por lo que vimos, es la que hacía los recorridos más divertidos y sube a las dunas más altas para tomar fotos.
Para rematar el paseo puedes tirarte desde las altísimas montañas de arena con una tabla de snowboard. Tranquilo, si no sabes hacer snow puedes tirarte en plancha. ¡Es una experiencia divertidísima!
Esta aventura en Paracas y Huacachina la realizamos con Estel i Marc, los amigos de ElMonALaMa.cat. Son una pareja encantadora que también está dando la vuelta al mundo. ¡Os recomendamos leer su blog!
Si visitas Perú y tienes ganas de ver uno de sus paisajes más peculiares, Paracas, Ica y Huacachina es tu destino!
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